Para cualquier operador de red, limitar al máximo las pérdidas que se producen durante la distribución de la electricidad es un problema real para poder facturar a los abonados toda la producción y rentabilizarla.
Rentabilidad económica de la red
La construcción de un modelo económico viable sigue siendo un desafío para las empresas eléctricas que deben encontrar un retorno de la inversión en herramientas y equipos de producción y cómo facturar toda la energía consumida. En un sistema perfecto el consumo facturado sería igual a la energía producida, sin embargo el sistema sufre de pérdidas que pueden ser tanto técnicas como no técnicas. Si algunos países tienen pérdidas relativamente bajas, otros enfrentan grandes pérdidas financieras con tasas que pueden llegar al 20%. En este caso, 1/5 de la producción no puede dar lugar a facturación, lo que puede poner en tela de juicio la viabilidad del modelo económico de una empresa y su capacidad de supervivencia en el futuro.
Como resultado, los gerentes tienen interés en identificar la naturaleza de estas pérdidas para reducirlas y rentabilizar sus modelos. Durante el transporte y la distribución, se identifican dos tipos de pérdidas: pérdidas técnicas y pérdidas no técnicas.
Pérdidas técnicas a reducir
Esta primera categoría es imposible eliminar por completo porque hay pérdidas incompresibles. Ocurren especialmente durante el transporte y la distribución y dependen en parte de la distancia recorrida por la corriente para llegar desde la fuente al abonado.
Se han identificado varias áreas de mejora para reducir este fenómeno: optimización de redes por distancias más cortas a cubrir, mejor dimensionamiento de tramos de cable, etc. puntos en los que las empresas eléctricas pueden trabajar para reducir su tasa de pérdidas.
Asimismo, otorgar importancia a la calidad del equipo utilizado y su capacidad para cumplir con las limitaciones ambientales de los lugares de implementación puede ayudar a reducir las pérdidas técnicas. La garantía de estanqueidad, buena resistencia mecánica y baja resistencia eléctrica son aspectos fundamentales para evitar quemaduras o rupturas de servicio en las redes. Por tanto, es necesario garantizar el uso correcto del dispositivo con respecto a su función. Dependiendo de si queremos operar un empalme, una derivacion, no usaremos las mismas propiedades mecánicas o eléctricas.
Las pérdidas no técnicas deben limitarse
La segunda categoría de pérdidas identificadas son las pérdidas no técnicas. Son el resultado de acciones fraudulentas en las redes. Los administradores de red han podido identificar varios orígenes del fraude:
- Manejo del medidor y disyuntor.
- trasplante aguas arriba del medidor
- conexión pirata
- robo de material
Si las pérdidas técnicas son difíciles de detener, estas segundas son más evidentes de prevenir mediante equipos y soluciones dirigidas a prevenir acciones fraudulentas. Gracias a productos no removibles, equipos sellados y equipos diseñados para evitar el trasplante, una empresa puede equiparse con un sistema que hace que su red sea lo más segura posible, y especialmente sus conexiones.
Con el fin de compensar las pérdidas financieras y materiales, una empresa debe trabajar en la mejora de sus instalaciones para prevenir el robo de electricidad y lograr una relación electricidad consumida / electricidad facturada más equilibrada. Este trabajo le permitirá anticipar y gestionar mejor la producción.Los fabricantes de equipos eléctricos trabajan en conjunto con las empresas de servicios públicos para desarrollar sistemas antifraude que se adapten a las demandas locales en términos de facilidad de intervención, limitaciones ambientales y restricciones normativas específicas.
Incluso si se recomienda configurar el sistema completo y reemplazar todo el equipo (cable, conectores, etc.), también es posible encontrar compromisos para instalar protecciones en las conexiones existentes y así suavizar mejor las inversiones en el tiempo.
Si el acto de fraude es en su mayoría voluntario, las pérdidas no técnicas también pueden incluirse en la no recuperación de facturas. Los usuarios finales no tienen los medios para pagar la energía que han consumido, lo que genera pérdidas económicas para el operador de la red. Esto se observa a menudo para los nuevos suscriptores. Las empresas deben concienciar a los usuarios de la cantidad de energía consumida y limitar el consumo. Gracias a los limitadores de potencia, dispositivos que controlan y ayudan a gestionar el consumo, es más fácil facturarlo y anticiparlo.
Limitar las pérdidas no técnicas es, ante todo, poner en práctica medios para controlar el consumo y tener cuidado con manipulaciónes fraudulentas.
Mejora de la red
Si en la mayoría de los casos las pérdidas se deben a factores exógenos a la empresa eléctrica, esta última sí tiene un papel que desempeñar, especialmente en la formación de sus equipos. Los instaladores deben tener las tarjetas en la mano para llevar a cabo una instalación adecuada, adoptar las mejores prácticas para una implementación efectiva y que se mantendrá en el tiempo.
No es raro ver un exceso de cable en las líneas en la óptica de una nueva conexión con el núcleo expuesto y no protegido de la intemperie. Para contrarrestar omisiones o errores en el montaje, los fabricantes desarrollan soluciones que garantizan estanqueidad, correcta conexión en las conexiones gracias a cabezales fusibles por ejemplo o indicadores de color, marcas en los productos para indicar los pasos de instalación… tantas soluciones que evitan la degradación prematura de los equipos que puede resultar muy cara para una empresa.
Además, con el fin de proporcionar los medios para mejorar las redes existentes, es necesario desarrollar equipos que estén dimensionados con la mayor precisión posible que permitan satisfacer las necesidades en términos de demanda eléctrica, teniendo en cuenta los presupuestos disponibles y las limitaciones ambientales.
Estos diversos puntos tomados en cuenta, sumados a soluciones de calidad, asegurarán la viabilidad y sostenibilidad de la red eléctrica de las empresas nacionales al reducir las pérdidas.